Según diversos estudios, en 2014
Latinoamérica contará con 250 millones de conexiones a banda ancha móviles a
través de un grupo heterogéneo de tecnologías, entre las cuales LTE desempeñará
un rol fundamental.
Latinoamérica,
desde el punto de vista macroeconómico, atraviesa un momento excepcional. Con
los precios de las materias primas por las nubes, gracias al apetito insaciable
de China por este tipo de bienes, una inflación bajo control en la mayoría de
los países y abundantes recursos en los mercados financieros internacionales,
la región mira con optimismo sus perspectivas.
Pero
para hacer sostenible el actual “boom” económico, tendrá que hacer inversiones
cuantiosas en materia de infraestructura, no sólo física sino también en
sectores trasversales como las telecomunicaciones, durante los próximos años.
Con 650 millones de habitantes y 90 millones de líneas fijas en la actualidad,
su desafío es alcanzar 250 millones de conexiones móviles de banda ancha, en
2014, cuando esté jugándose el mundial de fútbol en Brasil.
Lo
que está en claro es que el despegue de la banda ancha se apoyará en un grupo
heterogéneo de tecnologías (3G, Wi Fi y LTE), pero que la cuarta generación
jugará ocupar un rol fundamental, especialmente en países como Brasil que,
además de mostrar bajos índices de penetración en esta misma materia, también
tiene el reto de organizar los próximos Juegos Olímpicos, en 2016.
“LTE será el estándar predominante, porque
en los diferentes continentes ya hay un acuerdo en torno a esta tecnología, lo
que al final del día ayudará a conseguir las economías de escala necesarias y
le permitirá al usuario a acceder a terminales a precios razonables”, dice
Osvaldo Di Campli, presidente de Alcantel-Lucent Latinoamérica.
En
un mundo cada vez más cambiante, la conectividad no sólo se hará entre personas
sino también entre máquinas y este cambio estará acompañado por la explosión de
nuevos modelos de negocio e industrias. En materia de terminales, éstos
abarcarán un amplio espectro de dispositivos móviles: celulares, tabletas,
memorias USB que garanticen el acceso a la banda ancha, etc.
“En Estados Unidos, el proceso ha comenzado
con la industria del entretenimiento y las generaciones más jóvenes”,
subraya Di Campli, al explicar que para permitir el despegue de la cuarta
generación, la región tiene retos institucionales, como el reordenamiento de
las frecuencias del espectro, un recurso que no es infinito, y llevar a cabo
procesos de subasta del mismo en la segunda parte de 2012.
En
ese sentido, Di Campli destaca los contratos suscritos con América Móvil en
Puerto Rico, para llevar la tecnología de cuarta generación (4G/ LTE) a la Isla
a través de su operador Claro, o con Antel en Uruguay con el mismo propósito. Y
agrega que en esa compañía son optimistas sobre la concreción de nuevos
acuerdos en la región durante 2012.
Javier
Rey, encargado de la cuenta de América Móvil para Latinoamérica en Alcatel
Lucent, explica que el contrato con Claro en Puerto Rico fue suscrito luego de
años de trabajo entre las dos organizaciones, lo cual se tradujo en la adopción
de la tecnología de light-radio por parte del gigante mexicano en la Isla.
Basada
en el concepto de red heterogénea, que garantiza ahorros hasta del 50% en
materia de costos, gracias a la posibilidad de desplegar macro y metro celdas,
las redes LTE (como ligh-radio) acercan al usuario final a la electrónica.
A
juicio suyo, LTE cambia el concepto de la voz tal como lo conocemos en la
actualidad y gracias a la posibilidad de desplegar estaciones base en la calle,
sobre farolas o en las fachadas de los edificios, permite construir redes
inteligentes, con lo cual el sistema puede determinar dónde se encuentran los
usuarios y brindarles un mejor servicio de conectividad.
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